Tratamiento de la disfunción sexual femenina
Una vez detectados las posibles causas, deberán establecerse tratamientos específicos, siempre que sea posible, tales como la psicoterapia ante problemas psicológicos o tratamientos hormonales sustitutivos cuando exista un déficit hormonal.
Deberá aconsejarse el control y tratamiento correcto de las enfermedades presentes (diabetes, insuficiencia renal, etc.), así como la supresión o cambios de los fármacos que pueden afectar a la función sexual, siempre que ello sea posible. Igualmente se deberá aconsejar la supresión o disminución del consumo de tabaco, alcohol y drogas.
Ante la disminución de estrógenos y testosterona, puede estar indicado un tratamiento sustitutivo con cremas o geles.
En ocasiones, pueden utilizarse los mismos fármacos que se emplean en el trataminto de la disfunción eréctil (sildenafilo, vardenafilo y tadalafilo), con el fin de mejorar la vascularización del clítoris y de la vagina. Otros tratamientos que pueden ensayarse son la fentolamina (antagonista adrenérgico), la apomorfina (agonista dopaminérgico que actúa a nivel del cerebro) y la prostaglandina E1 aplicada tópicamente (vasodilatador).
Hay que destacar que la utilización de estos fármacos debe ser considerada todavía como experimental, sin que tengan el reconocimiento de las autoridades sanitarias. El único tratamiento aceptado por la FDA americana es el EROS. Se trata de un mecanismo que aplicado en los genitales produce un efecto espirativo por un mecanismo de vacío, lo que favorece un mayor aporte de sangre a la zona.