¿Cuál es la frecuencia normal de actividad sexual?

¿Cuál es la frecuencia normal de actividad sexual?

Hay pacientes que a veces nos preguntan ¿Cuál es la frecuencia normal para la actividad sexual? No existe ninguna norma o recomendación científica respecto a este tema. En el caso de las parejas, cada cual debe determinar la frecuencia de acuerdo a diferentes factores. Independientemente del número de veces que se practique la actividad sexual, ya sea 3 veces a la semana o una vez cada 15 días, solemos aconsejar mantener una frecuencia más o menos constante sobretodo en edades avanzadas donde el deseo sexual va perdiendo intensidad, sobretodo en las parejas de larga evolución. La actividad sexual no es exactamente como el acto de comer donde si no se ingieren alimentos a la hora acostumbrada se tiene la sensación de apetito. De todas maneras, existe una mayor predisposición para el sexo si éste se practica de forma regular.

Hay muchas parejas que, por diferentes motivos, han abandonado la actividad sexual o la practican de forma ocasional. Piensan que el sexo no es imprescindible, que no es una parte importante en sus vidas o que ya no tienen edad para ello. A todos los hombres y mujeres que piensan de esta manera, nos gustaría convencerles de los beneficios, cada día mejor demostrados desde la perspectiva científica, de la práctica de la actividad sexual.

La práctica sexual es quizás la manera más íntima de relacionarse con la pareja. Comporta la máxima aproximación de los cuerpos, así como la manera de dar y recibir afectividad y placer. Es un tiempo adecuado para relajarse y compensar otros momentos de tensión y discrepancias propias de la relación de pareja. Es un momento idóneo para la comunicación y la confidencialidad. Las parejas que a cualquier edad mantienen la actividad sexual tienen mayores posibilidades de relacionarse de forma favorable y de tener la sensación de proximidad y compenetración. Esto parece bastante lógico, pero les vamos a dar más argumentos para no prescindir de la actividad sexual, siempre que se practique con las lógicas medidas preventivas para evitar las enfermedades de transmisión sexual.

Salud general

Uno de los estudios científicos mejor realizados en los que se planteó los beneficios del sexo para la salud general estuvieron a cargo del Dr. George Davey-Smith y colaboradores de la Queens University de Belfast y fue publicado en 1997 en la prestigiosa revista British Medical Journal. Mil hombres de mediana edad (45-59 años) con parecidas características en términos de salud fueron seguidos durante un periodo aproximado de 10 años. El resultado fue que los hombres que manifestaron una mayor actividad sexual (2 ó más por semana) tuvieron la mitad de muertes en comparación con los que referían una menor frecuencia (1 por mes).

Otro estudio realizado por el psicólogo David Weeks del Royal Hospital de Edimburgo concluyó, después de entrevistar a 3500 personas que parecían más jóvenes de lo que correspondía a su edad que  una frecuencia de actividad sexual de 3 ó más veces por semana podría ser una manera de mantenerse y parecer más jóven y prolongar la vida en 10 años.

Ejercicio físico

La práctica del coito comporta un cierto ejercicio físico en el que se activa la circulación de la sangre con la consecuente oxigenación de los tejidos, se hace trabajar el corazón y mejora la capacidad respiratoria. Un coito muy activo durante unos 30 minutos puede llegar a consumir entre 150 y 200 calorías, lo que corresponde a correr 15 minutos en una cinta corredera o jugar un partido de squash, con la consecuente pérdida de peso. En estado de excitabilidad el pulso puede pasar de aproximadamente 70 pulsaciones por minuto a 150 que es las que alcanza un atleta en máximo esfuerzo. Durante el coito se contraen los músculos de la pelvis, de los muslos, nalgas, cuello y tórax. Se favorece la producción de testosterona que fortalece los huesos y los músculos, además de actuar sobre muchas otras funciones del organismo.

Corazón

La práctica de 3 ó más coitos por semana disminuye el 50% de posibilidades de tener un ataque de corazón o presentar una apoplejía según el estudio ya mencionado de la Queens University. Igualmente, condiciona el descenso del colesterol total y el aumento del colesterol “bueno” (HDL colesterol). Por todo ello, podríamos decir que la actividad sexual actúa hasta cierto punto como un protector cardíaco, al disminuir los factores de riesgo de las enfermedades vasculares.

Capacidad olfatoria

Después de la actividad sexual el cerebro libera prolactina que a su vez favorece el desarrollo de nuevas neuronas del bulbo olfatorio, lo que se traduce en una mayor capacidad para captar los olores.

Depresión

Un estudio realizado por Gordon Gallup, un psicólogo americano, en 293 mujeres, demostró que las que sus parejas no utilizaban preservativo durante el coito tenían menos tendencia a la depresión que las que si lo utilizaban. Una posible explicación para este hecho es que la prostaglandina, hormona que se halla en el semen, puede ser absorbida por el tracto genital femenino, pasar a la sangre y modular a otras hormonas ligadas a la depresión.

Animo y bienestar

La oxitocina liberada durante la actividad sexual disminuye la agresividad, por lo que es considerada la hormona de la paz y la afectividad. Tiene también una función relajante y desestresante, favoreciendo y mejorando la calidad del sueño.

Belleza

La liberación de estrógenos durante el coito favorece un mayor brillo y suavidad del cabello y la piel de la mujer.

Atracción sexual

La liberación de feromonas durante la actividad sexual condiciona, por vía olfatoria una mayor atracción y deseo por parte del sexo opuesto.

Dolor

Inmediatamente antes del orgasmo, la hormona oxitocina aumenta hasta 5 veces respecto a su valor normal, lo que favorece la liberación de endorfinas que alivia el dolor de cualquier naturaleza, desde un simple dolor de cabeza hasta la migraña o el dolor provocado por la artritis. En la mujer el coito también favorece la producción de estrógenos que disminuye el dolor premenstrual.

A título de broma, podríamos decir que el famoso dolor de cabeza, real o no esgrimido por muchas mujeres para evitar la actividad sexual, podría ser aliviado precisamente con la práctica del coito.

La oxitocina también estimula las contracciones uterinas y la lactancia.

Catarro y gripe

Según un estudio de la Wilkes University de Pensilvania, las personas que practican el sexo una ó dos veces por semana tienen hasta un 30% mayores los niveles de los anticuerpos denominados inmunoglobulinas A, ligado a la liberación de la hormona dihidroepiandrosterona (DHEA), lo que favorece los mecanismos de defensa frente a enfermedades como el catarro o la gripe. Ello también viene

Vejiga urinaria

Durante el coito se hacen trabajar los mismos músculos que son importantes para la continencia urinaria. La pérdida involuntaria de orina es un problema frecuente en las mujeres como consecuencia de las alteraciones anatómicas que se pueden producir después de los partos, de determinadas cirugías genitales y urológicas o por el simple envejecimiento. Para mejorar este problema se aconseja los denominados ejercicios de Kegel que consisten en interrumpir reiteradamente el chorro durante la micción, lo que ayuda a fortalecer la musculatura que interviene en esta función. Por lo tanto, el coito tendría una función parecida a los ejercicios de Kegel.

Próstata

Algunos estudios relacionan el cáncer de próstata con una baja frecuencia de actividad sexual. Uno de los posibles argumentos para este hecho se basa en que para producir el fluido seminal que acompaña a los espermatozoides, la próstata y las vesículas seminales toman zinc, ácido cítrico y potasio de la sangre, concentrádolos hasta 600 veces. Lo mismo puede suceder con determinados elementos cancerígenos de la sangre, por lo que una elevada frecuencia eyaculatoria puede  evitar su efecto perjudical sobre el órgano.

El estudio que ha causado mayor polémica es el publicado en la revista British Journal of Urology Internacional donde se concluye que un número de eyaculaciones superior a 5 por semana disminuye la probabilidad de cáncer de próstata en el 30%.

Los hombres jóvenes tienen una mayor predisposición a sufrir inflamaciones de la próstata, denominadas prostatitis. Cuando están producidas por microorganismos, estos se ubican y reproducen en el interior de los denominados ductos prostáticos donde se produce parte del fluido seminal. En estos casos, las eyaculaciones frecuentes favorecen la expulsión de los elementos infecciosos.

De la misma manera, la abstención eyaculatoria puede favorecer procesos congestivos prostáticos, que cursan con diferentes síntomas, relacionados o no con la micción.

Vagina

La inactividad sexual puede condicionar la atrofia vaginal y la disminución de su apertura, teniendo como consecuencia la dispareunia o el dolor coital cuando esta mujer desee reactivar su vida sexual. En estos casos es aconsejable la utilización de vibradores o dilatadores vaginales para evitar las consecuencias mencionadas.

Pene

Parte del oxígeno que precisa el pene para su mantenimiento procede de la sangre que entra en los cuerpos cavernosos durante la erección. Cuando no existe actividad sexual o erecciones, el tejido muscular eréctil no recibe suficiente oxígeno, por lo que puede transformarse en un tejido endurecido al que denominamos fibrosis, lo que puede abocar a un proceso irreversible de disfunción eréctil.

La erección que se tiene durante la actividad sexual induce una mayor frecuencia y calidad de las erecciones involuntarias, fundamentalmente aquellas que tienen lugar a lo largo de la noche y por la mañana.