¿Porqué todavía les cuesta tanto a las mujeres consultar los problemas de la función sexual?
Diferentes estudios apuntan que los problemas sexuales de la mujer son más frecuentes que en los hombres. A pesar de ello, son todavía muy pocas las mujeres que consultan al médico por estos problemas. Hay que reconocer que en un principio también costó mucho que los hombres se atrevieran a exponer sus disfunciones sexuales. El gran impacto científico y mediático que supuso el lanzamiento de viagra ® y posteriormente otros fármacos parecidos (levitra ® y cialis ®) favoreció que muchos hombres empezaran a acudir al médico en busca de la solución a sus problemas. En la actualidad, se realizan un gran número de consultas y los hombres afectados por estos problemas ya han ido aprendiendo a que especialista acudir. De todas maneras, hay que mencionar que todavía son muchos los hombres que, por diferentes motivos, no acuden al médico para referir los problemas de la función sexual.
¿Y qué pasa con la mujer, mucho más acostumbrada a acudir al médico, fundamentalmente para las revisiones ginecológicas? Parecería lógico que consultaran los problemas sexuales con su ginecólogo, pero esto no acaba de ser una realidad. Quizás es por vergüenza o porque creen que el ginecólogo no les prestará la suficiente atención en este aspecto. En parte, esta manera de razonar tiene sus fundamentos. Hay bastantes ginecólogos que no tienen la suficiente formación en el campo de la sexualidad, de la misma manera como acontece con los urólogos. No obstante, un determinado número de estos especialistas se han interesado y especializado en este campo. Hay que tener en cuenta que tratar problemas de la esfera sexual pasa, aparte de por tener los conocimientos precisos, por una dedicación de tiempo muy superior al que se precisa para la mayoría de consultas relacionadas con otros temas de salud.
Otro posible problema viene dado por el hecho de que en el pasado no se han invertido suficientes esfuerzos científicos para conocer mejor la función sexual femenina, considerándose que el origen se hallaba fundamentalmente a nivel psicológico, tal como también sucedió con el hombre en el pasado.
Además, el hecho de que no existan tratamientos médicos específicos para la disfunción sexual femenina favorece un menor interés médico para abordar el tema.
Fue en los foros de especialistas de la función sexual masculina donde nació la necesidad de poder ofrecer una adecuada valoración de la mujer, dado que se observó que, a pesar de haber ofrecido soluciones válidas al varón, persistían problemas en la relación sexual de pareja. Se consiguió que los hombres mejoraran sus erecciones, pero sus parejas seguían teniendo problemas de falta de deseo, excitabilidad, orgasmo o dolor durante el coito. Para afrontar estos problemas de forma científica se optó por incorporar el estudio y tratamiento de la función sexual femenina a los foros andrológicos, contando por supuesto con ginecólogos y otros expertos en el tema. Así se fueron cambiando los nombres de “Andrología” o “Impotencia” de las sociedades médicas especializadas en la función sexual masculina por el de “Medicina Sexual” con el fin de poder incluir el estudio de la mujer. Desde aquel momento, hace todavía pocos años, ha sido mucho lo que se ha investigado y publicado sobre disfunciones sexuales femeninas en revistas especializadas como el “Journal of Sexual Medicine”.
Independientemente de que existan o no tratamientos médicos, la mujer con problemas de función sexual tiene la necesidad y el derecho de ser estudiada para detectar problemas físicos, psicológicos o ligados a determinados tratamientos. Una buena historia clínica y exploración permitirán definir bien el problema, detectar sus causas y aplicar el tratamiento que sea conveniente, ya sea psicoterapia, terapia de pareja o tratamientos hormonales o de otro tipo.
En muy poco tiempo se ha avanzado mucho y se seguirá avanzando hasta poder disponer de tratamientos tan eficaces como los que se han conseguido para los varones.
Las mujeres deben perder el temor a consultar el problema, ya sea con su ginecólogo, médico de atención primaria o especialistas en medicina sexual. No tiene ningún sentido aceptar una disfunción sexual con todo lo que comporta a nivel de pareja y de la autoestima. Con ello contribuirán al avance de este campo.